Ir al contenido principal

55

La última selfie que nos llegamos a tomar.
Papá:

Hoy te volví a llorar. No le había llorado a nadie tanto como te he llorado a ti. Solo que los demás no lo saben y lo único saben muy bien que te extraño demasiado. Mientras escribo estas líneas trato de limpiar mis ojos con la manga de la camisa, aquella de color gris tipo leñador que alguna vez me viste puesta y me dijiste "¡Hasta que por fin te veo con una camisa!". A mamá no le gustaba mucho, pero el hecho de saber que te agradaba verme con ella me hizo sentir bien.

Hoy sería tu cumpleaños cincuenta y cinco. Lo más seguro es que llegara a la casa, te abrazaría y te daría de regalo algún disco de grupos de Rock que te gustaban, como The Beatles, Rolling Stones (aunque ya te había dado uno), Pink Floyd o algo que fuera un buen pretexto para escuchar un álbum contigo, que fue uno de los regalos más grandes que pudiste haberme dado: amar la música. Recuerdo vagamente que un día llegaste con un cd Tchaikovsky, lo pusiste y comenzaste a narrarme historias conforme sonaba la música. Nunca se me olvidará ese día, porque le di un sentido más profundo a los sonidos y mientras sonaba más más historias pedía que me contaras.

Fuiste tú quien me enseño a comer pizza cuando yo la aborrecía o no quería comerla, y lo hiciste de tal manera que hoy en día no dejo de comer una. Desde luego me modero, porque se que te molestaba que todo el tiempo comiera comida chatarra. Pero volviendo al tema, primero me diste a probar el pan, luego el queso, el pepperonni y demás elementos que al fusionarlos hacían un festín en mi paladar, aunque se tratase de una simple rebanada.

Recuerdo también la vez que viajamos de día de Xalapa a Agua Dulce y nos la pasamos platicando en toda la ruta. Fueron más de 10 horas de camino porque en ese entonces el autobús hacía demasiadas paradas, y fue ahí cuando hablábamos de conceptos que había escuchado en la tele como "huesped" y tú con lujo de detalle me lo explicabas. Muchas cosas las aprendí de ti y siempre tenías una respuesta para mis dudas.

En este momento tengo una bola de recuerdos revueltos que no puedo conseguir ordenarlos de tal manera que pueda contarlos con lujo de detalle, desde el ir al cerro a caminar hasta el día que me regalaste un cassette de Polo Polo. Fueron tantas cosas hermosas las que pasé contigo y al mismo tiempo tantas enseñanzas que hicieron ponerme a las vivas y ser mejor persona. Hasta el día de hoy me queda claro que todo lo hacías por mi bien. Sin embargo hay un recuerdo y una actividad que solo he hecho contigo y por muy tonta que sea la recuerdo con mucho caríño.

Cuando era niño me llevaste al cine a ver Mission: Impossible. Yo estaba más emocionado por la canción que utilizaban para promocionar la película que por el filme en sí. Recuedo que la fuimos a ver en el ya viejo Multicinemas (Ahora Cinépolis) de plaza Crystal y después en el Cinema Pepe  Cuando salió la segunda parte de igual manera la fuimos a ver en la Sala Tajín y desde ese entonces esa saga se volvería especial para mi, no tanto por Tom Cruise o por los efectos especiales, la acción o el mismo soundtrack, sino por el simple hecho de que era nuestra película y no podía verla solo, tenía que estar contigo, de hecho, cada vez que se estrenaba una siempre íbamos a verla al cine y creo que estaba más emocionado por verla contigo que por la misma película en sí. Para cuando estoy escribiendo esto ya se sabe que habrá una nueva entrega, lo que no se es con quién la veré ahora.

Me acuerdo la última vez que te acompañe de compras. Fuimos a Costco para realizar una despensa. Ese día te la pasaste de stand en stand probando los bocadillos que ofrecían en la tienda e inclusive cotorreando a las empleadas del cómo podían mejorar su venta poniéndole una fresa al pan que ofrecían porque en el empaque del dichoso pan estaba una fresa como sugerencia de uso. Ese día tenía que cuidate, ya caminabas más lento y no podía descuidarte. Recuerdo que le hablaste a mamá para decirle que ya no había aceite Capullo y que era mejor comprar el aceite que producía la tienda.

La última vez que te vi en casa...
























...deseé que no fuera la última... mi deseo no se cumplió...

s
La madrugada que partiste pude capturarla en esta foto...

Mamá llamó esa madrugada que partiste. Mis manos no tenían fuerzas para sostener nada. Victoria solo me abrazaba y trataba de darme consuelo. Yo simplemente quería llegar a verte. A pesar de que la gente me mentalizaba lo que podía suceder, siempre trataba de tener fe y pensar de que volvería a charlar contigo. Solo que no me di cuenta que eso pasó en un sueño. Un sueño en el cuál estaban viendo un partido de fútbol y tú llegaste con tu bastón a abrazarme de una manera tan especial y tierna. Acto seguido desperté. Mientras escribo esto vuelvo a llorar, porque te juro que lo sentí real. Sentí tus manos rodeándome y apretándome tan fuerte para que nunca se me fuera olvidar tu presencia en ese sueño. No creí que fuera así la forma en como me despediría de ti, sin embargo, así fue.

Han pasado tres meses de tu partida y siento que aún fue recién cuando te fuiste. No hay noche que no me acuerde de ti, ni momento que olvide tus palabra porque se me han quedado bien grabadas, aunque tú decías que me entraba por un oído y me salía por el otro. La verdad es que nunca pasó eso dado a que si no fuera por los múltiples charlas, monólogos y eventos que compartimos juntos, yo no hubiera aprendido de ti. Me enseñaste a ser responsable tanto en mis actos como en mis palabras. Me abrazabas cuando te lo pedía, cuando lo necesitaba o simplemente cuando estabas ahí.

Hoy cumplirías cincuenta y cinco años, y en donde te encuentres se que estarás bien. Mamá, Fer, Felix, Victoria y Andrea te echamos mucho de menos, cada quién a su modo y a su manera. Yo en lo personal extraño mucho el llegar a casa y ver que el reposet se encuentra vacío. Pero a pesar de ello, los múltiples recuerdos, las películas y las canciones que fuiste enseñándome a lo largo de mis 26 años cumplidos hacen llenar ese vacío, tanto en ese sillón reclinable como en mi corazón, mente y alma.


Felíz Cumpleaños papá.

Comentarios